05 abril, 2009

A 33 años del golpe genocida

Nunca Más: Franja Morada
La política de 'no hablar de política' de la Franja Morada mostró sus límites. En estos días, esta agrupación instaló en carteleras del CEIT un mural con algunos textos y recortes periodísticos sobre la última dictadura militar. El texto comienza con un intento de deslindar de culpas al Radicalismo acusando a las alas izquierda y derecha del Peronismo e incluso a las agrupaciones 'de corte Marxista' -en alusión a las organizaciones guerrilleras cuya fracasada estrategia llevó a su aniquilamiento por parte de la “Triple A”-.
Lo que oculta la Franja Morada, es su complicidad con la dictadura. Su precedencia política los deja muy mal parados para hablar del golpe de Estado perpetrado como respuesta al levantamiento obrero y popular que en el '75 dejó en el aire al gobierno de Isabel Perón. Para la clase dominante, el Peronismo ya no servía como dique de contención contra los levantamientos de masas y decide recurrir al método de la dictadura fascista secuestrando, torturando y asesinando a decenas de miles de luchadores para aleccionar al movimiento obrero y estudiantil.
Es importante destacar el rol que jugó la Unión Cívica Radical (UCR) y su brazo estudiantil, la Franja Morada en este proceso. En primer lugar, cabe recordar el discurso de Ricardo Balbín (líder de la UCR) durante la huelga general de 1975 según el cual había que “aniquilar a la guerrilla fabril”. No se refería a las organizaciones guerrilleras, de las que ya se había encargado de asesinar la Triple A, sino a los delegados de base y el activismo de las fábricas. Efectivamente el ejército sería conducido por los mismos empresarios hasta las puertas de las fábricas y estos señalarían a los delegados y activistas que luego serían detenidos/desaparecidos o torturados. La UCR y por lo tanto la Franja Morada, llamaron abiertamente al golpe genocida de 1976. Para graficar su complicidad, este partido fue 'premiado' durante la dictadura con más de 200 intendencias otorgadas por la Junta Militar.
Con el regreso de la democracia en 1983, mientras la mayoría de las organizaciones de izquierda habían sido desmembradas y sus militantes secuestrados o exiliados, la UCR mostró que se había preservado durante la dictadura y Alfonsín asume en un clima de gran expectativa por el fin del proceso. Sin embargo, el gobierno de Alfonsín no fue más que un pacto para conciliar a los militares con el pueblo.
Es así que pese al inicio del juicio a las juntas, el gobierno de Alfonsín 'perdonó' a los militares con las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final, que iniciarían el largo periodo de impunidad que continúa hasta la actualidad con el 95% de los genocidas libres o en 'cárceles VIP'. Con esto, no queremos quitarle responsabilidad al peronismo. Fue durante el último gobierno de Perón que comenzó a operar la “Triple A”, asesinando a decenas de miles de compañeros, entre los que se encuentran estudiantes de la UTN, como Graciela Pane, aparentemente entregada por el entonces decano de la Regional Avellaneda, Agustín Monteagudo. Durante el menemismo se dictaron los indultos que acabaron con las pocas condenas y recientemente vimos cómo el “gobierno de los derechos humanos” juzgó a sólo 43 responsables emblemáticos de la dictadura en causas desmembradas y por casos particulares, cuando está comprobado que funcionaron más de 600 centros clandestinos de detención y el gobierno dice que sólo hay 900 responsables: ¡tres por cada dos centros clandestinos!.
Son estos gobiernos, Peronistas y Radicales, los que preservaron intacto el aparato represivo del ejército y la policía, como en la Bonaerense donde 9.000 efectivos entrenados por genocidas como Camps y Etchecolatz siguen en función y son responsables de miles de casos de gatillo fácil y de la desaparición -en plena 'democracia'- de Julio López.
En la UTN, los Radicales de la Franja Morada firman convenios con empresas golpistas como la Ford y Techint que instalaron en sus plantas centros clandestinos de tortura y detención. Desde la Secretaria de Relación Obrero-Estudiantil del CEIT, compartimos la causa de los 30.000 compañeros detenidos/desaparecidos que lucharon por vivir en una sociedad más justa, libre de explotación y opresión.
Según el texto de la Franja Morada, no hay condiciones para un nuevo golpe de Estado. Intentan enterrar la historia omitiendo que la dictadura fue, a fin de cuentas, la salida de la clase dominante a una crisis capitalista, allanándole el terreno al neoliberalismo. En estos días en que la crisis vuelve a golpear con dureza a la clase trabajadora, el mejor homenaje posible es terminar con la impunidad juzgando de inmediato en causas comunes y por genocidio a todos los militares, curas, civiles y empresarios responsables del golpe para que terminen sus días en cárceles comunes y retomar las banderas de la lucha del movimiento obrero y estudiantil de los años '70.

Agrupación En Clave ROJA – UTN (PTS+Ind.)
Secretaría de relación Obrero-Estudiantil del CEIT
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